El culebrón Uribetxebarria, al sur del Ebro les cuesta pronunciarlo y lo llaman culebrón Bolinaga, parece que no acaba nunca.
Por un lado teníamos la autodenominada izquierda abertzale de toda la vida. El tema presos de ETA, su salud, su situación y sus vicisitudes siempre ha sido un punto cardinal en la vida diaria de lo que, ahorrando palabras, llamábamos HB. Como lema "independentzia eta sozialismoa" está bien, pero a horas metidas en el tema presos, ya sea en manifas, encarteladas, pintadas, ruedas de prensa o actos de todo tipo dedicados a ellos no llegan con ninguna otra de sus reivindicaciones.
Con el caso Uribetxebarria más de lo mismo. Han sido insistentes hasta el hastío. Hemos tenido "Bolinaga" hasta en la sopa. No hace falta ser demasiado espabilado para saber que toda esa presión y actividad no jugaba a favor del preso. Acción, reacción. Y los tribunales españoles son, en general, muy "reaccionarios". La presión de la IA por la libertad de Uribetxebarria sólo provoca otra reacción por parte de la españolidad más rancia, que además tiene mucha más fuerza de presión sobre los tribunales madrileños. Ya lo dice la CIA, que destaca que la AVT, por ejemplo, es uno de los mayores grupos de presión política en el estado español. Es decir, que tanta movida en las herriko tabernas al preso en cuestión no le hace ningún favor.
Es posible, digamos que hipotéticamente hablando, que en realidad a la IA el preso como persona le importe lo justo. Lo importante es la figura. El mártir. El uso productivo que se puede dar a una situación injusta. La arenga y la movilización de su propia masa en un momento en que están out. Necesitan movilizarse para no anquilosarse. Es posible.
Al final, y tras recursos varios, parecía que el tema estaba zanjado. Uribetxebarria está efectivamente en fase incurable y terminal y por tanto las leyes amparan otra situación para él. Y si no es por lo la ley, al menos debería serlo por la humanidad que él no tuvo.
A Rodriguez Galindo, por ejemplo, se le condenó al doble de años que ha Uribetxebarria. Cumplió menos de un tercio que este y fue excarcelado por nada más y nada menos que "depresión". Vamos, que parece ser que lo normal en la cárcel es pillar un cáncer incurable y terminal y lo realmente inhumano es entrar en depresión. Así es España.
Al fin, cuando, ilusos de nosotros, pensábamos que habían acabado las entregas por fascículos de este tira y afloja entre la extrema derecha española y extrema extremosa izquierda abertzale, resulta que hay un capítulo más. Y es que el tema es demasiado jugoso como para que alguno no quieran seguir sacándole provecho.
Ahora es la extrema derecha la que clama al cielo con toda su fuerza mediática, que no es poca. El Tea Party español en plena efervescencia. Y todo por no saber leer. O no querer hacerlo correctamente. Porque una coma bien puesta marca diferencias. No es lo mismo decir que "ha venido un pájaro bobo" a decir que "ha venido un pájaro, bobo".
Marlaska, que además de vasco es gay y eso debe ser pecado mortal, es ahora el protagonista. De su "aunque duela a veces, hay que aplicar la ley" todo el graderío rancio ha pasado a transcribir "aunque duela, a veces hay que aplicar la ley". Vamos, de la reflexión de Marlaska parafraseando modernamente el latinajo "Dura lex, sed lex" (la ley es dura pero es la la ley) han pasado a poner en su boca un "aplicamos la ley cuando sólo cuando nos apetece". Lo contrario a lo que él ha dicho.
Tal para cual, los de Intereconomia y los del Gara/Naiz.
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