miércoles, 19 de septiembre de 2012

CATALUNYA I EL CAMÍ: Es la economía, ¡estúpido!

Mientras aquí andamos en plena precampaña electoral, con un Iñigo Urkullu liderando y haciendo propuestas y desgranando su programa electoral, un Patxi López desesperado porque aquel le entre a la gresca y un PP y Bildu abslutamente desaparecidos, en Catalunya parece que sea han puesto serios con su tema. 

Siempre me ha parecido que los catalanes se han mostrado más pacíficos y menos incómodos en el estado español. Incluso hubo propuestas de que en una Catalunya indepediente se compartiera jefe de estado con España, en la figura del rey como "Conde de Barcelona". En cierto modo entendía que a ellos les iban bien las cosas y que al fin y al cabo la pela es la pela, que dice el prejuicio. Eran el motor económico e incluso el centro intelectual y tan a gusto. De hecho, simpre se ha dicho que Barcelona era la ciudad más europea del estado. Orgullos y contentos.

Ahora la cosa ha explotado. "Es la economía, ¡estúpido!", que se decía en la campaña electoral de Bill Clinton contra Bush padre. Y sí, es la economía la que ha hecho de detonador. Los catalanes tienen motivos de sobra para exigir que se les reconozca el derecho de autodeterminación, pero es la economía lo que ha elevado la temperatura a límites nunca vistos. El catalanismo siempre ha estado ahí; han sabido cuidar su idioma con envidiable eficacia y mantener una identidad propia muy sosegadamente. Las reivindicaciones nacionales siempre han estado latentes, pero nunca como hasta ahora habían sido exteriorizadas con tal fuerza.

CiU, ICV y ERC han solicitado a la Comisión Europea que elabore una hoja de ruta para la independencia. Un mensaje claro: Que se ate los machos Rajoy, que los catalanes van en serio. Las circunstancias son idóneas, la crisis no retrocede, la "marca" España es un lastre allí donde mires y en Catalunya se ha asimilado el agravio económico. Hasta el rey predemocrático ha tenido que salir a la palestra para decir que de independencia nada de nada, como si él tuviera algo que decir. La duda se presenta a la hora de valorar hasta que punto el órdago va con todas o si es una forma de presionar para conseguir un pacto fiscal. Sea lo que sea, la apuesta es seria y a Rajoy le tiene que estar costando unos cuantos disgustos. No es que me de mucha pena, pero si el país del que es presidente ya era visto en el mundo como económicamente inestable, ahora encima verán que políticamente es menos estable aún. 

La respuesta de los que se cierran a la autodeterminación de Catalunya o Euskadi está siendo, en mi opinión, lamentable. Queriendo aprovechar también lo que a la gente parecen dolerle los temas económicos no se les ocurre mejor argumento que amenazar con que cualquiera que se independice quedaría fuera de la UE y del Euro. En la fría Siberia parecen querer decir. Y aquí vuelvo a decir, "Es la economía, ¡estúpidos!". ¿Va la UE a dejar fuera de su mercado de libre intercambio a 10 millones de consumidores entre ambos? ¿Y todo ello para contentar a otro estado económicamente hundido y que sólo supone una carga? Es más, ¿va a jugarse la UE tener otra Suiza en mitad de Europa? Y esto dando por bueno su razonamiento respecto a que pasaría con una secesión dentro de la UE, cosa que el derecho internacional no tiene tan claro.

En cualquier caso, cabe preguntarnos que incidencia puede tener lo que hagan los catalanes en Euskadi. Si lo de Catalunya sale adelante, el precedente está hecho y el camino despejado. Si no sale adelante porque llegan a un pacto en cierto modo también. Por un lado porque no hay duda de que cada vez hay más gente de otros países que se da cuenta de España no es monocolor. Y, por otro lado, porque ya se ha abierto el debate dentro de la Unión Europea, que cuando menos tendrá que tratar el tema y empezar a decir por qué no o por qué sí. Finalmente, si los catalanes quieren seguir adelante y se les impide por la fuerza (no digo necesariamente física), el más debilitado va a ser el estado español, en cuyo interior el descontento puede subir como la espuma. 

En definitiva, que soy bastante optimista al respecto y creo que lo que está pasando, aunque sea algo lleno de incertidumbres, supone en cualquier caso un avance. Un paso adelante. Y también creo que muchos debería de tomar nota, porque aquí siempre ha habido quien ha dicho que el camino a la independencia se hace construyendo país, no destrozándolo o dejándonos gobernar. Es decir, creando también las condiciones económicas que hagan por un lado posible la independencia y por otro evidente donde es mejor que estén los centros de decisión.

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