Mensaje 1, Gallardón: La independencia de Catalunya sacaría del euro al Estado español.
Mensaje 2, Rajoy: "Hoy en día se puede ser casi de todo, salvo pequeño porque pequeño es la nada."
Mensaje 3, Basagoiti: "El nacionalismo lo contamina todo, hasta el fútbol."
En el PP empiezan a pasarlo mal, muy mal. Hasta no hace mucho Euskadi o Catalunya eran para la mayoría del PP "regiones" periféricas y casi exóticas cuyas reivindicaciones no eran tomadas en serio y que servían para arengar el voto patriotero cada cuatro años. Pero nunca "llegarían" a nada. Y menos mientras el PP tuviera mayoría absoluta.
En esas estaban hasta que ETA dejó de actuar y en Catalunya se les hincharon los cuyons. Y por si fuera poco que ambas cosas ocurrieran a la vez, justo coinciden con una crisis que sobrepasa lo económico: La clase política, sobre todo la "española", en su peor momento; una auténtica crisis de modelo económico y social, que amenaza con acabar con las clases medias; una imagen de España completamente depauperada en el ámbito internacional y un gobierno central títere de lo que los mandamases de Europa imponen.
Así que lo que antes eran risas y miradas por encima del hombro cuando en Génova oían hablar de independentzia o indepèndencia, hoy son nervios y manos que van a palparse la cartera.
Primero, Gallardón, no se sabe si en un lapsus involuntario o voluntario (con la intención de arengar el nacionalismo español de cara al 12 de octubre), deja escapar que la parte más dura de una posible independencia de Catalunya sería para lo que quedase del estado español. Es decir, castellanos, andaluces, manchegos y demás, si el tema de la Una, Grande y Libre no os convence por lo ideológico (algún despitado habrá piensa Gallardón), al menos convenceros con lo económico, que se van los catalanes y os quedáis a dos velas.
Continúa Rajoy, un estadista sin parangón. Con una mayoría absoluta y pinta menos que Punset en el anuncio de Bimbo. Le ha ordenado que transmita la idea de que la independencia es mala, y no se le ocurre nada mejor que decir que lo pequeño es nada. Ya puestos, podría haber puesto ejemplos: Noruega, 5 millones de habitantes; Finlandia, poco más de 5 millones; Dinamarca igual; ¿seguimos?
Y para terminar, y no sabemos si por seguir bajándo el listón para no dejar mal a su jefe o porque Antonito es así de magnífico, Basagoiti nos sale con que "El nacionalimo lo contamina todo, hasta el fútbol." Sólo un fan de la "roja" como Basagoiti podría hacer tanto el ridículo. Él, que hace unos pocos meses escribía un artículo en La Razón que rubricaba diciéndo "Así, los domingos grito: «¡Aúpa Athletic!» y los veranos, sin complejos, «¡Aúpa España!»."
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