Aún a riesgo de caer en el monotema de algunos, vamos a hablar de los presos. O, mejor dicho, vamos a hablar de la instrumentalización política que se hace de los presos.
Los presos
En primer lugar, la calificación. Presos. O incluso, en ocasiones, presos políticos. Lenguaje confuso, destinado a simplificar el agitpro y modelar desde la raíz una nueva realidad. Preso es tanto el asesino en serie recluído en Alcatraz como el borracho del pueblo encerrado en la celda del alguacil muncipal. Evidentemente, siendo todos presos, no son lo mismo. Los presos de los que hablamos lo están por su participación, de una forma u otra, con el terrorismo. El núcleo del "colectivo", la mayoría, ni siquiera niega su pertenencia a ETA.
La dispersión
La dispersión tenía y tiene dos motivos. Uno, como venganza particular, punto de presión y para servir de baza negociadora al estado. Rechazable y rechazado.
El otro motivo, la erosión del "frente de makos". Evitar la evidente tutela que la banda seguía, y sigue, ejerciendo sobre sus activistas presos. Que ETA ha mantenido el control de los presos coordinando las acciones colectivas o individuales de estos con las propias actividades externas de la organización es un hecho. Y que los presos necesitan permiso de la "cúpula" hasta para ir a mear también. Por no olvidar los intentos de fuga con ayuda, a veces mucha, del exterior. Este motivo existe; es discutible, pero es real.
A este respecto, se habla mucho de lo contraria que es la dispersión al Derecho. Interno e internacional. Este punto, cuando menos, es también discutible. Cuando en el derecho internacional se habla de cercanía al lugar de residencia habitual siempre se acompaña de la coletilla "en lo posible".
De los principios del derecho internacional que proponen que en la medida de lo posible se favorezca el estar recluído cerca del lugar de residencia o que se favorezcan las relaciones familiares se pasa directamente a afirmar el derecho absoluto del reo a cumplir la pena al lado de casa.
Nuevamente lenguaje confuso, o incompleto, que ayuda al agitpro y a la idealización de una realidad distinta. Simple, fácil y demagógica.
La instrumentalización
ETA quiere mantener su control sobre los presos. Que nadie se salga de la ortodoxia ni desobedezca las órdenes. Por ejemplo, que a nadie se le ocurra arrepentirse de poner bombas. Además, las acciones coordinadas de los presos dan protagonismo a la banda y sirven para presionar al estado o a las instituciones y otros partidos vascos.
La autodenominada Izquierda y Abertzale necesita banderas que enarbolar. Necesita apoyos. Y normalmente la víctima levanta más simpatías que el abusón. Así que necesita también a los presos, convenientemente manipulada la realidad, para ganarse afectos. Demagogia y populismo. Para los muy de la casa, para los que el terrorista es un luchador por la patria, el preso que está lejos y que no obtiene beneficios penitenciarios es suficiente gancho. Para los que no tienen tan claro que un asesino merezca excesiva compasión, toca la instrumentalización de
dramas personales y familiares. De la niña que tiene que recorrer 1.000
kilómetros para ver a su aitatxu o de la ama que fallece en un accidente
de coche cuando viaja a ver a su hijo. Y creamos Herrira, que es como el anillo único de El Señor de los Anillos: un anillo para controlarlos a todos.
Y para los que controlan el estado, PP y PSOE, los presos también dan votos. Poli bueno, poli malo; hay peces para todos. Y siempre servirán como moneda de cambio y presión contra ETA.
La historieta
Con los anteriores mimbres se teje la historia.
Hay unos presos que parece ser que no está claro porque están presos, porque eran muy buenos y muy majos. Esos presos los han llevado lejos de sus casas y sus familias, solo por joder. Los familiares caen como moscas cuando van a visitarlos. Además, a esos presos se les niegan todos sus derechos (aunque es su propia banda la que sistemáticamente les ha obligado a renunciar a ellos). Y ahí están ETA y el resto de la autodenominada Izquierda y Abertzale, que luchan por los pobres presos y las pobres niñas y las pobres amatxus, desinteresadamente. Y además, si se soluciona el problema de los presos llegará la paz.
La realidad puesta del revés.
Giza Eskubideak. Irtenbidea. Bakea.
Y así llegamos a la manifestación del 12 de Enero en Bilbao. Por los Derechos Humanos. Resolución. Paz. ¿Qué derechos humanos? ¿La resolución de qué? ¿Paz?
¿Cómo pueden ser los presos la clave de la paz? ¿Ese es el único problema ahora? Si sabemos que los presos que han abandonado la banda y se han arrepentido han accedido a derechos penitenciarios y han sido acercados a Euskadi, lo más sencillo es que ETA se disuelva de una vez por todas. ¿A qué esperan? ¿Por qué no pide Herrira o la IA que ETA deje las armas definitivamente?
Vale, dudan del PP. De que luego encuentre otra excusa. Pero entonces, igualmente se podrá dudar de ETA, ¿no? ¿De que una vez solucionado el tema de los presos no tenga otra cosa que reclamar? Y así, el cuento de nunca acabar. Sería más creíble la manifestación si pidieran exprésamente el fin de la dispersión y la disolución de ETA.
Cabría preguntarse, también, porque ese aita encarcelado en Andalucía no hace algo por su pobre hija. Es decir, porque en vez de exigir que los demás hagan y hagan mientras él se enroca en seguir militando en una organización terrorista. Si él puede aliviar su propio sufrimiento y, sobre todo, el de su familia, ¿por qué no hace nada?
Cabría preguntarse, también, porque ese aita encarcelado en Andalucía no hace algo por su pobre hija. Es decir, porque en vez de exigir que los demás hagan y hagan mientras él se enroca en seguir militando en una organización terrorista. Si él puede aliviar su propio sufrimiento y, sobre todo, el de su familia, ¿por qué no hace nada?
Lo cierto es que los presos son un asunto absolutamente político. Una arma que se arrojan unos a otros. Sinceramente, dudo que ni unos ni otros quieran que se solucione. Mientras existe, le sacan jugo. Y a pesar de la capacidad de la autodenominada Izquierda Abertzale para conseguir un listado de apoyos tan larga como la cola del paro, lo cierto es que son los de siempre y poco más. La mayoría de la sociedad no tiene ningún aprecio especial por los presos de ETA, sabe bien quienes son y que han hecho. Y sabe también que son un instrumento político.
Efectívamente, yo no voy a la manifestación. Podría decir que es porque no tengo tan clara mi postura contra la dispersión, al menos no en términos absolutos. Pero es también porque tengo claro que es una manifestación política, donde la autodenominada izquierda abertzale pretende demostrar su fuerza.. Y porque no me trago el "pack" completo: el héroe preso, la pobre niña que visita a su padre y la solución mágica al conflicto. Y menos cuando intentan hacer pasar pulpo por animal de compañia; ahora resulta que no ir a esa manifestación supone no respetar los derechos humanos. Quién y ellos hablando de derechos humanos y de manifestaciones no violentas como mejor modo de reclarmar su aplicación.
"Mientras existe, le sacan jugo" Cojonudamente bien expuesto!
ResponderEliminarcon tanto texto, no me enterado muy bien, pero apoyas o no la dispersión??? y que no se aplique la ley??
ResponderEliminar¿La manifestación es en contra de la dispersión o a favor de la paz? ¿O me estás diciendo que son lo mismo uno y otro?
ResponderEliminarNo siento ninguna necesidad ni obligación moral de explicarme o justificarme, como si tuviera que pedir perdón por no ir a la manifestación de la IA. No soy yo el que ha estado pintando dianas, quemando autobuses ni, mucho menos, poniendo bombas por ahí durante los últimos 40 años. Son los que lo han hecho los que tienen que dar ahora todos los pasos para arreglar su propia situación.