viernes, 4 de octubre de 2013

"LA PAZ Y LA CONVIVENCIA SON EL GRAN RETO"


Dos acontecimientos han alterado, bien es cierto que uno más que otro, la convivencia política y social esta última semana. Ninguno de los dos responde a las demandas y aspiraciones de la sociedad vasca ni aportan nada positivo al trabajo por la paz.




Primero, el enésimo comunicado de ETA publicado el sábado día 28 en Gara. En él, la banda, lejos de asumir lo que la gran mayoría de las vascas y vascos le exigen -su disolución-, vuelve a dar un paso atrás y en un ejercicio del cinismo al que nos tiene acostumbrados califica de "justa" y "legítima" su actividad porque, dice, "ha ayudado a la supervivencia de Euskal Herria y a mantener abierta la puerta de la libertad".
Después, el lunes 30, como respuesta al comunicado de la banda terrorista, la Guardia Civil, por orden de la Audiencia Nacional, ejecutaba una aparatosa operación -con derribo de la puerta de la sede de EA por error al más puro estilo Loca Academia de Policía incluido- contra la organización satélite de la Izquierda Abertzale que tiene encargado el trabajo en torno a los presos de ETA, Herrira, deteniendo a 18 de sus dirigentes. El propio ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, justificaba la operación como respuesta al comunicado del sábado -lo que no deja de ser llamativo, pues se entiende que la Justicia actua con independencia y como respuesta a hechos ilícitos, no como herramienta de respuesta política- y definía a Herrira como "tentáculo de ETA". Desgraciadamente, este segundo acontecimiento sí que produjo fuertes reacciones. Los más notables, los incidentes producidos al rededor de la propia operación y a consecuencia de los cuales el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, ha anunciado una investigación interna para aclarar las circunstancias en las que resultó herida Amalur Mendizabal, senadora de Amaiur.

Independientemente del dispar eco que los dos sucesos han tenido en los medios y en la sociedad, lo cierto es que ambos han supuesto un paso atrás en el camino hacia la paz o, cuando menos, un bache. Un camino que parecía superar un hito la pasada legislatura, con el anuncio por parte de ETA del cese unilateral y definitivo de su actividad armada, y que era impulsado esta legislatura con la Ponencia de Paz y Convivencia y la proposición del Plan de Paz. Son, precisamente estas dos iniciativas, las herramientas sobre las que el Gobierno y la mayoría del Parlamento quieren hacer pivotar el trabajo en pos del acuerdo.

"...no se puede creer que el alto el fuego definitivo anunciado por ETA ni su disolución, supongan, per se, el establecimiento de una auténtica paz ni de una convivencia asentada y anhelada."

Así, frente a las piedras en el camino, el Lehendakari Urkullu decía en marzo de este año que "la Paz y la Convivencia son el gran reto". Paz y Convivencia como grandes metas a alcanzar. Y es que, desde luego, no se puede creer que el alto el fuego definitivo anunciado por ETA ni su disolución, supongan, per se, el establecimiento de una auténtica paz ni de una convivencia asentada y anhelada. Del mismo modo, tampoco es sincero pretender una amnesia colectiva que de lugar a un relato de los hechos fantasioso. Siendo esos los objetivos a alcanzar, es necesario identificar los elementos prioritarios sobre los que intervenir para avanzar con éxito hacia ellos. El propio Lehendakari, en su intervención durante el debate de política general, los concretaba así:
  • Primero, avanzar en una política de memoria, verdad, justicia y solidaridad sin equiparar ni excluir ninguna vulneración de derechos humanos como una herramienta esencial para la deslegitimación ética, política y social del terrorismo.
  • Segundo, contribuir a consolidar de modo definitivo la desaparición de ETA, a consolidar la paz, la libertad, la convivencia y la normalización social.
  • Tercero, promover un espacio de encuentro social y democrático, un espacio en que el respeto a las reglas de juego, la pluralidad y la defensa de todos los proyectos políticos democráticos convivan con normalidad.

Poner los mimbres para poder trabajar en estas prioridades, u objetivos parciales, es precisamente y como ya se ha dicho, la aspiración que impulsan la Ponencia del Parlamento y el Plan del Gobierno. Y es en lo que insisten, una y otra vez, los que ven en el momento actual una oportunidad para afianzar las condiciones que, desarrolladas, hagan irreversibles una convivencia pacífica y conciliadora. Habría que preguntar al PSE qué ha ocurrido desde la primavera hasta aquí para que haya renunciado a participar, aunque sea temporalmente, en la Ponencia de Paz. Junto a ello, muchos retos. Décadas de posiciones enquistadas, rencores, inercias, etc. Comunicados de ETA poniendo en valor asesinatos o acciones judiciales basadas en el todo por la parte instadas desde el ministerio del Interior español no tienen cabida y evidencian que las prioridades señaladas están encima de la mesa.Y para avanzar a ellas, algunos tendrán que empezar a hacer las exigencias dentro de casa; ya sea requiriendo a ETA que se disuelva definitivamente, ya sea pidiendo al gobierno del PP que deje de poner palos en las ruedas.

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