miércoles, 30 de octubre de 2013

DE LA UNIÓN ENTRE ABERTZALES (BREVE)

La unión entre abertzales es un asunto espinoso, debatido y demandado a partes iguales en nuestra sociedad y totem o eje central de ciertos complejos u obsesiones. Tirando por lo simple, es desde luego deseable y un asunto en el que se debe trabajar y hacer esfuerzos pues, tarde o temprano y de cara a buscar mayorías sociales que propicien un cambio en nuestro estatus político, dicha unión será necesaria. Sin embargo, hay cuestiones básicas que no podemos pasar por alto. 

De entrada, sobra decir que cualquier unión entre personas, cuánto más entre grupos de personas, necesita algo más que el mero voluntarismo. No basta con decir que se quiere, sino que es preciso que se den al mismo tiempo ciertas condiciones, o hacerlas posibles. Una unión con pies de barro no tiene recorrido y únicamente puede ser fuente de frustraciones.

Primero, para la unión entre abertzales es imprescindible el respeto entre abertzales. Y el respeto no es únicamente que ETA haya dejado de "actuar" y la Izquierda Abertzale de justificar cuando no directamente de "poner su parte". Ni basta con que acabe el hostigamiento o el señalamiento de unos abertzales sobre otros. Eso es básico para la simple convivencia democrática. Se trata de respeto en un sentido más amplio. Respeto hacia otras maneras de ver y hacer. Reconocimiento de que hay más vías que la propia y de que no se tiene ningún tipo patente en exclusividad. Respeto al trabajo ajeno, con el que se puede discrepar, pero sin el que no estaríamos donde estamos.

Igual de importante es hacer, además de hablar, en pro de esas condiciones o situaciones en las que las diferentes sensibilidades abertzales puedan confluir. No es comprensible, por ejemplo, que los que reclaman a viva voz la unión entre abertzales busquen tumbar un gobierno abertzale a toda costa. No es posible que se prefiera ir a unas elecciones anticipadas en las que se hace caer un gobierno abertzale, con la opción de que le sustituya un gobierno como el que lideró Patxi López, y al mismo tiempo sostener que la unión entre abertzales es lo primero. No, está claro que no lo es. Muy al contrario, lo primero es sustituir en el liderazgo social unos a otros. Quítate tú para que me ponga yo. Y esto es legítimo,  pero está muy lejos de buscar ningún tipo de unidad. Y desde luego, no tiene sentido negar el pan y el agua y luego criticar que la tan necesaria estabilidad presupuestaria se haya de buscar en otro lugar.

En tercer lugar, aunque no menos sustancial, para que haya unidad en la acción tiene que haber unidad en el objetivo. ¿Y cuál es el objetivo? ¿"La realización del proyecto político nacionalista" -materializado en un estado propio- o "la liberación nacional que debe (parece que indisolublemente) ir unida la transformación social" -materializada en un determinado sistema político-? Porque, ¿acaso son lo mismo? No está claro. No puede estarlo cuando esa "liberación nacional" se articula como instrumento y no como fin en si mismo, vinculándose invariablemente a un determinado modelo político que traspasa condiciones básicas -libertad, democracia y respeto- para establecer un determinado sistema económicosocial.

En resumen, aún dejándonos muchas cosas en el tintero, ya basta de berreos de macho en celo y quien quiera demostrar que está a favor de la construcción nacional, que construya país desde la base. Crear y fortalecer las situaciones económicas y sociales para que, además de derecho, seamos de hecho libres de elegir cuando llegue el momento.

P.D.: Y el que crea en atajos, tenga complejos o viva obsesionado, con todo el respeto, pero va como el culo.



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