lunes, 11 de febrero de 2013

NI FINANCIACIÓN PÚBLICA NI PRIVADA. ENTONCES, ¿NI PARTIDOS POLÍTICOS NI DEMOCRACIA?



No han tardado ni dos minutos los profesionales de la demagogia en lanzarse al cuello de Aitor Esteban, y de paso de todo el PNV, por unas declaraciones de este en respuesta a Rubalcaba. ‘El PNV pide más subvenciones públicas.’ Así, y se quedan tan anchos.


Comentaba el portavoz del Grupo Vasco en el Congreso que cada vez que sale un caso en la prensa, el PSOE y el PP se lanzan al ruedo con efectistas  propuestas de cambios legislativos. Y le decía, he ahí lo importante, que en realidad la clave es la actitud.  Vamos, que si en el PSOE o el PP hay tanto lío es simplemente porque “no pasa nada”. Y no pasa nada porque los dos “grandes” (bien entrecomillado) ni expulsan del partido a los mangantes, ni les apartan de los cargos, ni se olvidan de oportunos indultos cuando finalmente la justicia, pese a sus trabas, los manda a prisión. 

También argumentaba Aitor Esteban que si Rubalcaba quiere eliminar las donaciones privadas a los partidos políticos tendrá que explicar cómo va a solucionar la subvención de estos. A menos donaciones privadas, más dependencia de subvenciones públicas. Es una regla de tres. Muy básico todo, salvo que se busque liar la manta con muy mala leche.

En un sistema democrático tiene que haber pluralidad. Pluralidad y sistema electoral se traduce en diversidad de organizaciones humanas encaminadas a la participación política: Es decir, partidos políticos. Toda organización seria necesita gente que se dedique a ello a  tiempo completo: desde una empresa a una ONG. Desde Inditex a Greenpeace o Cáritas. Todas las organizaciones dedican dinero a su estructura. La democracia cuesta dinero. En Suecia o Alemania,  ejemplos que se ponen a diario sobre cómo deberían ser la política, también existen partidos públicos. Increíble, ¿eh? Y no solo eso, es que además también tienen oficinas. Y empleados. Evidentemente, para ello, también recurren a la financiación. Privada y pública. En Suecia prima la segunda, la pública, mientras que en Alemania se prima la privada mediante desgravaciones fiscales. 

¿Qué plantean los iluminados que van a regenerar la democracia? ¿Qué los partidos no tengan dinero?  Eso es lo mismo que pedir que no existan partidos políticos. ¿Hay que explicar qué significa la inexistencia de partidos políticos? 

¿O plantean una financiación exclusivamente a través de sus afiliados? ¿No es eso de una u otra forma igual a la financiación privada? ¿Entonces plantean prohibirla y al mismo tiempo hacerla única? De todas formas, en este caso, ¿solo podrán formar un partido político las grandes, grandísimas, masas de individuos o los muy muy ricos?


Las palabras de Esteban son lo más sensato y lógico que se ha dicho sobre este asunto en las últimas semanas. Si los partidos políticos deben seguir existiendo, está claro que van a seguir necesitando financiación. Si por ley se acaba con la financiación privada o con la mayor parte de ella, ¿de dónde va a salir esa financiación? Lógicamente, del estado. ¿O es que alguien está proponiendo eliminar los partidos políticos? Otro asunto, que no es del que se ha hablado ni por parte de Rubalcaba ni por parte de Aitor Esteban, es como han de regularse las donaciones privadas y las subvenciones públicas. Ahí sí habría mucho que mascar, pero es que ni siquiera se ha entrado en ello. 


P.D.: Uno de los que no se ha podido contener a la hora de ironizar sobre el tema ha sido Joseba Permach. El fontanero de la IA podría explicarnos, ya metidos en el tema, como se han financiado HB y sus versiones posteriores. ¿De lo público? ¿De lo privado? ¿De ambas? ¿Han declarado sus ingresos? Es más, ya puestos, podría explicarnos de qué vive él. No tiene oficio ni cargo público remunerado, ¿vive del aire? Parecer ser que ha pesar de su superioridad ascética aún no es capaz, así que lo lógico sería deducir que le paga el partido. ¿Declara lo que cobra? ¿O lo suyo también es en sobres?

miércoles, 6 de febrero de 2013

GOIOAGA: UN HOMELESS EN EL SENADO

El título no es mío, pero a veces me cuesta tanto encontrar un título apropiado que este me ha venido como anillo al dedo y lo aprovecho.

Don Iñaki Goioaga, elegido senador por desginación parlamentaria a propuesta de EH Bildu, es un hombre que vaga por la vida con una mano delante y otra detrás. No tiene un clavel. Ni un chavo. Ni un duro. Ni plata. Ni cuartos, pasta, guita, efectivo o parné. Nada. Ni tampoco patrimonio, peculio, posibles, fortuna, bien, propiedad, renta, ahorro, caudal, acervo, medio, heredad, capital ni riqueza alguna. Es pobre de solemnidad. Por no tener, no tiene ni cartera. Añadiría, incluso, que ni siquiera tiene deudas. 


El senador Goioaga ha presentado una declaración de bienes y rentas en la que asegura que el año pasado no pagó IRPF y que sus únicos ingresos son mil euros procedentes de su participación en una cooperativa de abogados llamada Larrun Abokatuak. Además,  su participación en esta cooperativa tiene un valor negativo, -8.026,81 euros.