Una cosa es que un jugador de fútbol tenga que renunciar a millones de euros (relativamente fáciles) y a la (mayor) gloria deportiva y fama por un sentimiento de pertenencia a un grupo social (el Athletic). Y otra muy diferente es que gente corriente y normal en vez de trabajar en Asesorias Ibaizabal (que deja todo lo que produce aquí) se vaya a currar en una multinacional extranjera porque eso le va a dar prestigio laboral y un futuro con muchos más euros o deje de comprar en la tienda del barrio porque le mola ir a las 10 de la noche a comprar al Opencor.
Y si cogemos a ese Athleticzale que va de ciudadano del mundo (porque una vez visitó London) y de "nonacionalista" porque tener un sentimiento de pertenencia o comunidad es arcaico entonces ya la energía esa que mencionaba al principio se peta y estalla en arcoiris de felicidad.
Vamos, por si no ha quedado claro, ¡suerte Javi! Yo ya sabía que tú, como los demás, eres
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